Malvinas: la otra guerra perdida

El rol del periodismo argentino durante la guerra por las Islas. Por Joaquín Muiño Aguilar.

Los Harrier británicos bombardeaban a las tropas argentinas, compuestas en su mayoría por jóvenes que fueron enviados a morir a las Islas Malvinas. Mientras tanto, en el país, se vivía una situación de júbilo, y un renovado sentimiento de patriotismo recorría las venas de los ciudadanos, potenciadas desde los medios de comunicación.

Es que, al eufórico discurso del 2 de Abril de 1982 pronunciado por Leopoldo Galtieri, (presidente de facto), festejado por una plaza repleta, se sumaba el tratamiento que los medios realizaron sobre la información procedente desde la isla. Desde la TV, con el famoso maratón solidario “24 hs por Malvinas”, hasta las tapas de la Revista Gente, que titulaba con aires heroicos, (“Estamos ganando”), la información que se distribuía en la población sobre la guerra, no solo no reflejaba la realidad sino que era funcional a los intereses del gobierno de facto por construir y mantener una mentira que le de algo de aire a un gobierno sumamente debilitado por la crisis económica y social.


Mientras morían soldados y el avance británico sobre nuestras tropas era mortífero, la información se tergiversaba y otra vez, el pueblo se dejaba engañar. Los corresponsales de guerra enviaban cables desde la isla, que eran filtrados por miembros del gobierno militar, que luego ordenaban a los medios que debían publicar y como hacerlo. Censura y distorsión, acatadas sin protesta alguna.


Cuando la mentira era insostenible y la guerra estaba perdida, exploto la bomba mediática y se destapo la farsa. El pueblo furioso, que antes enarbolaba con orgullo la bandera nacional frente al balcón presidencial, ahora utilizaba el mismo escenario para descargar su ira y su desconsuelo. A partir de ese momento, no solo jóvenes de 20 años habían derramado su sangre en vano; la credibilidad de los medios y el último rastro de fe de un pueblo iluso y golpeado, habían sido enterrados junto a las ruinas de una guerra que perdimos desde el primer día.