jueves, 25 de agosto de 2011

De cómo los medios tapearon la realidad

Una mirada sobre lo ocurrido en el Puente Avellaneda y el trato de los medios. Por Joaquín Muiño Aguilar.






Ya hace 9 años de aquel miércoles 26 de junio del 2002, cuando militantes del MTD (Movimiento de trabajadores desocupados), se movilizaron con la intención de cortar el puente Pueyrredon en reclamo por un aumento salarial, la duplicación del monto en los subsidios para desocupados, alimentos para comedores populares y, además, solidarizarse con los trabajadores de la fabrica de cerámica Zanon, que corría riesgos de ser desalojada. Pero los hechos que marcaron esa fecha dejaron una estela de sangre difícil de borrar: una batalla campal entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad dejaron el saldo de varios heridos y la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, militantes ambos del MTD, fusilados a quema ropa en la estación de trenes de avellaneda.


Por esos días de inestabilidad social, política y económica, en la Argentina post “que se vayan todos”, soplaban vientos de hostilidad, impaciencia e inseguridad sobre el futuro, que en aquella jornada, se resumieron en un vendaval revolucionario. Aquel DIA no solo murieron dos jóvenes; no solo hubo heridos, balas de goma, piedras y vidrios rotos. También el periodismo se encargo de escribir otra página triste y nefasta en su propia historia.


Un titular. Una frase. Solo eso basto para tergiversar lo que la imagen que acompañaba aquel encabezado mostraba sin dar lugar a dobles interpretaciones: el fusilamiento de los militantes por parte de la policía. Aquel titular del diario Clarín del día 27 de Junio , (“La crisis causo dos nuevas muertes”), significo no solo el encubrimiento de lo que realmente había sucedido aquella tarde en avellaneda, si no también, una demostración del poder que tienen los medios para manufacturar mensajes intencionados, a costa de mutilar la realidad y el juicio que pueda elaborar la opinión publica sobre esta, en pos de preservar sus intereses, que a veces se corresponden con quienes observan todo desde las cúpulas del poder político.


Es pertinente traer a colación un hecho de características muy similares, ocurrido el mismo año en Venezuela. El 11 de Abril del 2002 un golpe de estado que derroco por unas horas al presidente Hugo Chávez trajo aparejado varios disturbios, producto de la represión policial, que dejo un saldo de 19 muertos y 72 heridos y una masacre con nombre propio; la del puente LLaguno. 


Lo que las grandes cadenas mediáticas hicieron con la información fue otro crimen atroz. La cobertura de los hechos estuvo signada por la falta de veracidad; por información plagada de cortes y ediciones que, en su conjunto, conspiraron para que los ojos de la justicia y la sociedad se posen sobre personas inocentes.


Estos dos hechos, alejados geográficamente pero cercanos en cuanto a su concepción, son solo dos ejemplos de cómo los medios ostentan el poder de decisión sobre el que, el como y el cuando decir las cosas, sin importar que su credibilidad, se vea cuestionada.

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