miércoles, 24 de agosto de 2011

La muerte de la verdad

La manipulación de los sucesos en Puente Llaguno durante un golpe de estado al presidente bolivariano, Hugo Chávez, y las claves de una masacre encubierta por los medios televisivos. Por María Belén Mc Hnight.



El mundo entero conoció que un 11 de Abril de 2002 durante el golpe de estado en Venezuela, ocurrió una masacre. Varias personas que disparaban desde un puente de Caracas fueron señaladas por los medios de comunicación como los autores de la masacre que cobró 19 víctimas fatales.

Ángel Palacios en su documental “Puente llaguno. Claves de una masacre” muestra imágenes, testimonios y hechos claves de una historia que muchos medios de comunicación ocultaron sobre lo ocurrido aquel trágico día en un  titánico trabajo en la búsqueda de la verdad sobre las muertes en el golpe de estado de Venezuela y como los venezolanos pudieron lograr que el orden constitucional volviese al país. Ese día no fueron diecinueve las víctimas, fueron veinte. Apareció otra víctima, la verdad.

 El 11 de abril fue el día escogido por los sectores dominantes para deponer el mandato constitucional del Presidente Hugo Chávez. El escenario estaba servido. Los medios de comunicación de masas se convirtieron en un arma fundamental a la hora de desprestigiar al Presidente de la República. La publicidad fraudulenta por parte de los medios trató de incriminar al presidente Chávez con el crimen de Llaguno.

Los periódicos y televisiones de la oposición abren sus informativos denunciando la impunidad del gobierno en esa masacre y pidiendo justicia para las víctimas, la imagen del presidente Chávez es aireada como máximo responsable de aquellos muertos. Un excepcional montaje de los medios de comunicación de la oposición presentó esas muertes como víctimas de los círculos bolivarianos y de francotiradores del gobierno de Hugo Chávez. Según esa versión, los muertos cayeron bajo las balas de unos francotiradores que, desde el Puente Llaguno, disparaban contra una manifestación desarmada. Mientras que los familiares de las victimas denuncian como las muertes son utilizadas para atacar al mismo gobierno que ellos defendían. La pólvora pretendió callar la decisión de la inmensa mayoría del pueblo venezolano.

Puente Llaguno no fue otra cosa que la crónica de una muerte anunciada. Los medios actuaron como factor perverso para deslegitimar al gobierno, incriminan a los círculos bolivarianos, aúpan la huelga de los empleados petroleros, convocan la desobediencia civil, se quitan la careta y se presentan como un partido político. Allí se declara la muerte del periodismo objetivo en Venezuela.

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